Skip to main content
search

Trastornos y medidas preventivas en los trabajos nocturnos

By 12 diciembre, 2017Prevención

El trabajo por turnos puede cambiar el ritmo de vida diario. Según una encuesta de la Unión Europea, aproximadamente uno de cada cinco trabajadores en Europa está contratado en una modalidad de trabajo por turnos. Pero, ¿tienen estos trabajos un coste para la salud? Lo que está claro es que afecta de manera directa al tipo de vida del trabajador, ya que tiene horarios diferentes a gran parte de la población activa y, por tanto, tanto su vida social como sus horarios de sueño y de comida se ven alterados.

La dificultad para alimentarse de una forma sana y ordenada con este tipo de horarios es uno de los mayores problemas con los que se encuentran los trabajadores a turnos y tiene relevantes consecuencias sobre su salud.  En comparación con las personas que trabajan en horario estándar, los trabajadores por turnos pueden tener un mayor riesgo de padecer una gran variedad de trastornos como: obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos, trastornos del sueño, depresión y déficit de vitamina D (falta de exposición a la luz del sol). Se estima, por ejemplo, que el trabajo nocturno por turnos aumenta el riesgo de padecer enfermedad coronaria en un 40%.

¿Cómo puede causar el trabajo por turnos estos efectos negativos en la salud? Trabajar de noche va esencialmente en contra del ritmo circadiano del cuerpo, conocido también como reloj interno —se trata de una serie de fluctuaciones fisiológicas bien definidas que tienen lugar durante las 24 horas del día y que están vinculadas a la luz solar y a la temperatura. La secreción endocrina, la tensión arterial, las secreciones digestivas y urinarias, la frecuencia cardiaca, etc., funcionan más lentamente durante la noche, especialmente hacia las 23 horas de la madrugada. En estas horas de disposición mínima para el trabajo, la persona se ve forzada a realizar un esfuerzo en horas que serían de descanso. Estas alteraciones son las principales causas de los trastornos del sueño y las modificaciones de los hábitos alimentarios.

Las consecuencias de la interrupción de los ciclos circadianos digestivos vienen agravadas por el hecho de que los trabajadores/as suelen comer a disgusto y con poco apetito por no poder hacer la comida principal con la familia; a veces se saltan alguna comida, especialmente en el trabajo a turnos (el desayuno después del turno de noche). Desde el punto de vista nutricional, los alimentos están mal repartidos a lo largo de la jornada y suelen ser de alto contenido calórico con abuso de la ingesta de grasas; en el trabajo nocturno suele haber un aumento del consumo de café, tabaco y excitantes para combatir el sueño.

Algunas medidas preventivas para los trabajadores por turnos:

  • Comer diariamente: dos raciones del grupo de la carne (carne, pescado, huevos, leguminosas, frutos secos…), dos raciones del grupo de la leche y derivados (leche, mantequilla, queso…), cuatro del grupo de las hortalizas y frutas y cuatro del grupo del pan y los cereales. Todo ello debe repartirse a lo largo del día teniendo en cuenta que cada comida debe incluir alimentos de estos cuatro grupos.
  • Si la empresa tiene restaurante, es aconsejable que la alimentación sea controlada por el especialista en nutrición.
  • Aligerar el tipo de comida, disminuyendo la cantidad de lípidos y reemplazando los embutidos y fiambres por pollo frío, queso y fruta fresca.
  • Efectuar un reconocimiento médico previo encaminado a detectar antecedentes de trastornos digestivos graves (colitis ulcerosa, ulcus gastroduodenal), alteraciones importantes de sueño y personas con enfermedades específicas como la epilepsia que puede desencadenarse debido a la fatiga y a la privación de sueño y la diabetes que puede verse agravada por alteraciones en los hábitos alimentarios.
  • Tener en cuenta que la inadaptación se detecta en los primeros meses, con lo que deberá hacerse un seguimiento de estos trabajadores/as durante el primer año a fin de prevenir la aparición de síntomas de no adaptación (dispepsia, alteraciones nerviosas y/o de sueño, etc).
  • Evitar la exposición a estos tipos de trabajo en individuos menores de 25 años y mayores de 50 años.
  • Prever una pausa lo suficientemente larga que permita tomar al menos una comida caliente durante las horas de trabajo.
  • Introducción de pausas muy breves para mejorar el estado funcional del organismo, en especial durante el trabajo nocturno.
  • Reducir la carga de trabajo por la noche, ya que se necesita un mayor esfuerzo para conseguir los mismos resultados que durante el trabajo diurno.
  • Intentar adaptar el turno al ciclo circadiano del individuo (se aconsejan cambios entre las 6h. y las 7h. de la mañana, entre las 14h. y las 15h. de la tarde y entre las 22h. y las 23h. de la noche).
  • En el caso de trabajo a turnos son preferibles las rotaciones cortas (cada dos/tres días). Después de dos o tres turnos de noche consecutivos dar al menos una jornada completa de descanso.

Hacer turnos de trabajo no significa no cuidarse, sino que tiene que cuidarse más y no solo en la alimentación, sino también con el ejercicio físico, porque esta práctica, puede disminuir los efectos de trabajar de noche.

Close Menu